domingo, 21 de noviembre de 2010

EL PROFESOR SUPLENTE

LECTURA :


EL PROFESOR SUPLENTE
(cuento)
Hacia el atardecer , cuando Matías y su mujer sorbían un triste té y se quejaban de la miseria de la clase media ,de la necesidad que andar siempre con la camisa limpia , del precio de los transportes , de los aumentos de la ley, en fin , de lo que hablan a la hora del crepúsculo los matrimonios pobres , se escucharon en la puerta unos golpes estrepitosos y cuando la abrieron irrumpió el doctor Valencia , bastón en mano , sofocado por el cuello duro .
_ ¡Mi querido Matías !¡Vengo a darte una gran noticia !De ahora en adelante serás profesor .No me digas que no …¡Espera! Como tengo que ausentarme unos meses del país , he decidido dejarte mis clases de Historia en el colegio .No se trata de un gran puesto y de los emolumentos no son grandiosos , pero es una magnífica ocasión para iniciarte en la enseñanza .Con el tiempo podrás conseguir otras horas de clase , se te abrirán las puertas de otros colegios , quien sabe si podrías llegar a la universidad …Eso depende de ti .Yo siempre te he tenido una confianza .
Antes de que Matías tuviera tiempo de emitir su opinión, el doctor Valencia había llamado al colegio , había hablado con el director , había abrazado por cuarta vez a su amigo y había partido como un celaje , sin quitarse siquiera el sombrero .
Durante unos minutos ,Matías quedo pensativo , acariciando esa bella calva que hacia las delicias de los niños y el terror de las amas de casa .Con un gesto energético ,impidió que su mujer intercalara un comentario y, silenciosamente , se acerco al aparador , se sirvió del oporto reservado a las visitas y lo paladeo sin prisa , luego de haberlo observado contra luz de la farola.
_Todo esto no me sorprende _dijo al fin _.Un hombre de mi calidad no podía quedar sepultado en el olvido.
Después de la cena se encerró en el comedor , se hizo llevar una cafetera , desempolvo sus viejos textos de estudio y ordeno a su mujer que nadie lo interrumpiera ,ni siquiera Baltazar y Luciano , sus colegas del trabajo , con quienes acostumbraba reunirse por las no ches para jugar a las cartas y hacer chistes procaces contra sus patrones de la oficina .
A las diez de la mañana , Matías abandonaba su departamento ; la elección inaugural bien aprendida , rechazando con un poco de impaciencia la solicitud de su mujer , quien lo seguía por el corredor de la esquina , quitándole las últimas pelusillas de su terno de ceremonia .
_No te olvides de poner la tarjeta en la puerta _recomendó Matías antes de partir _. Que se lea bien : Matías Palomino ,profesor de Historia .
En el camino se entretuvo repasando mentalmente los párrafos de su lección .Durante la noche anterior no había podido evitar un temblorcito de gozo cuando, para designar a Luis XVI, había descubierto el epíteto de hidra .
El epíteto pertenecía al siglo XIX y había caído un poco en desuso ,pero Matías , por su porte y sus lecturas , seguía perteneciendo al siglo XIX ,y su inteligencia , por donde se la mirara , era una inteligencia en desuso .Desde hacia doce años , cuando por dos veces consecutivas fue solo libro de estudios ni a someterse una sola cogitación al apetito un poco lánguido de su espíritu.
Cuando llego ante la fachada del colegio , se sobreparó en seco y quedo un poco perplejo .El gran reloj del frontis le indico que llevaba un adelanto de diez minutos .Ser demasiado puntual le pareció poco elegante y resolvió que bien valía la pena caminar hasta la esquina .Al cruzar delante de la verja escolar, divisó un portero de semblante hosco , que vigilaba la calzada , las manos cruzadas a la espalda .
En la esquina del parque se detuvo , saco un pañuelo y se enjugo la frente .Hacia un poco de calor .Un pino y una palmera ,confundiendo sus sombras , le recordaron un verso , cuyo autor trató en vano de identificar .Se disponía a regresar _ el reloj del municipio acababa de dar las once _cuando detrás de la vidriera de una tienda de discos distinguió a un hombre pálido que lo espiaba .Con sorpresas constató que se hombre no era otra cosa que su propio reflejo .Observándose con disimulo , hizo un guiño , como para disipar esa expresión un poco lóbrega que la mala noche de estudio y de café había grabado en sus facciones .Pero la expresión lejos de desaparecer , desplegó nuevos signos y Matías comprobó que su calva convalecía tristemente entre los mechones de las sienes y que su bigote caía sobre sus labios con su gesto de absoluto vencimiento.
Un poco mortificado por la observación , se retiro con ímpetu de la vidriera. Una sofocación de mañana estival hizo que aflojara su corbatín de raso .Pero cuando llegó ante la fachada del colegio , sin que en apariencia nada la provocara , una duda tremenda lo asaltó :en ese momento no podía precisar si la hidra era un animal marino ,un monstruo mitológico o una invención de ese doctor Valencia ,quien empleaba figuras semejantes para demoler a sus enemigos del Parlamento .Confundido , abrió el ojo de encima .Esta mirada , viniendo de un hombre uniformado , despertó en su conciencia de pequeño contribuyente tenebrosas asociaciones y , sin poder evitarlo, prosiguió su marcha hasta la esquina opuesta .
Matías se dio cuenta de que aún estaba en la hora .Echando mano a todas sus virtudes , incluso a aquellas virtudes equívocas como la terquedad , logro comprender algo que podría ser una convicción y , ofuscado por tanto tiempo perdido , se lanzó al colegio .Con el movimiento aumento su coraje .
Al divisar la verja asumió el aire profundidad y atareado de un hombre de negocios .Se disponía a cruzarla cuando , al levantar la vista , distinguió al lado del portero a un cónclave de hombres canosos y ensotanados que lo espiaban .inquietos .Esta inesperada composición _que le recordó a los jurados de su infancia _fue suficiente para desatar una profusión de reflejos de defensa y , virando con rapidez , se escapó hacia la avenida .
A los veinte pasos se dio cuenta de que alguien lo seguía .Una voz sonaba a sus espaldas .Era el portero ._Por favor _ decía _¿No es usted el señor Palomino , el nuevo profesor de Historia? . Los hermanos lo están esperando.
Matías se volvió , rojo de ira .
_ !Yo soy cobrador ¡_contesto brutalmente ,como si hubiera sido víctima de alguna vergonzosa confusión .
El portero le pidió .Matías prosiguió su camino , llegó a la avenida , torció hacia el parque , anduvo sin rumbo entre la gente que iba de compras , se resbalo en una sardinel ,estuvo a punto de derribar a un ciego y cayó finalmente en una banca , abochornado, entorpecido , como si tuviera un queso por cerebro .
Solamente cuando llegó a la esquina y vio que su mujer lo esperaba en la puerta del departamento , con el delantal amarrado a su cintura , tomó conciencia de su enorme frustración .No obstante se repuso ,tentó una sonrisa y se apresto a recibir a su mujer , que ya corría por el pasillo con los brazos abiertos .
_¿Qué tal te ha ido?¿Qué han dicho los alumnos?
_!Magnífico!..!Todo ha sido magnífico!_ balbuceó Matías _!Me aplaudieron!
_pero al sentirse los brazos de su mujer que lo enlazaban del cuello y al ver en sus ojos , por primera vez , una llama de invencible orgullo ,inclinó con violencia la cabeza y se echó desconsoladamente a llorar.
Julio Ramón Ribeyro
Las botellas y los hombres
Lima , Populibros ,1964.



No hay comentarios:

Publicar un comentario